jueves, 23 de mayo de 2013

Uno no conoce los límites hasta que los explora

Hoy el Dr. D. me invitó a jugar...lo que podría parecer una propuesta indecente...fue realmente un placer...
Y me preguntaba ¿cual es el límite que uno tiene?, ¿cuál es el límite del otro?, hasta dónde puede ir una relación?, qué estamos dispuestos a dar y qué recibir?
- Hola
 M Ed, soy D., 
-
 No soy M Ed, SOY ME!!!!
-
 AH!!! ME, te gustaría almorzar conmigo?
- Bueno, en donde nos encontramos?
- En la misma esquina de siempre.
- No me llevarás a la playa con el frío que hace??
- Soy un caballero...
Cuando iba al encuentro algo en mí cambió: la niña que me habita se apoderó de mí, inocente, confiada, simpática y alegre, me senté en el cordón de la vereda a esperar; inmediatamente se abre la puerta y me invitan a pasar...
Es ahí cuando me doy cuenta, que mi lugar eligido siempre para ir a comer, estaba precisamente ubicado en la esquina en la que desde niña me encontraba con él, ¿cómo entrar a un restaurante de adultos sintiéndome una niña?, nunca pensé que lo podría hacer...lo que era un límite hasta ese momento, se hizo posibilidad, y ante ella mi sí...presente...
Y lo que creía imposible como adulta, la niña lo dejó fluir...y entendí que: uno no conoce los límites hasta que los explora...
Hoy el Dr. D. me invitó a jugar...lo que podría parecer una propuesta indecente...fue realmente un placer...

No hay comentarios:

Publicar un comentario